La unaquita no es un cristal excesivamente conocido, y sin embargo sus propiedades son tan importantes que debemos tenerla muy en cuenta.
En concreto nos ayuda a centrarnos en esas veces en las que nuestra mente está dispersa y sentimos como un gran caos. La unaquita nos permite fusionar nuestros aspectos más contradictorios para llegar a conclusiones importantes para nosotros. Por eso, cuando nos sentimos perdidos la unaquita nos muestra el camino por el que debemos avanzar.
Su fuerza puede sernos muy útil cuando queremos despejar el caos emocional que surge en la vida diaria o en un momento determinado. Así cuando no tenemos muy claro si amamos o no amamos a alguien, ella nos da la respuesta. También nos aclara cuáles son las sensaciones y emociones que estamos viviendo.
Su fuerza energética es suave y sutil, pero muy eficaz.
La unaquita puede ayudarnos a fusionar nuestros tres cuerpos (emocional, físico y espiritual) en uno solo, para que el equilibrio reine en nuestra vida.
En meditación puede revelarnos qué partes de nosotros mismos rechazamos y dónde está nuestro conflicto interior para liberarlo. La unaquita tiene la fuerza de la unificación, así que nos conviene cuando necesitamos reunir y recuperar nuestras energías dispersas.
Aporta mensajes relacionados con la búsqueda del equilibrio y por tanto dirigidos a solucionar diferencias, bien sean diferencias energéticas en el propio cuerpo o diferencias de cualquier naturaleza con otras personas.